Yo estudié el Bachillerato en el Instituto Luis Vives de Valencia.He recordado muchas veces las primeras sensaciones, entre el miedo y el deseo, vividas al entrar en el mundo de los adultos de chavales de 17 años que estaban a punto de ir a la Universidad a encontrarse con los encierros y las porras.Como ahora.
Alguien parece haber dado la orden y recordado el slogan " la calle es nuestra" para tratar de detener lo que ya se llama(y puede ser llama) la Primavera de Valencia.
El Instituto tiene un patio con columnas toscanas y arcos de medio punto decorados con cerámicas, lo que le da un aire de claustro universitario renacentista.En aquel espacio recoleto perseguíamos balones antes del momento de izar la bandera española y escuchar el himno nacional, con el alumnado en perfecta formación militar,controlados por Don Lucinio Sanz profesor de Formación del Espíritu Nacional.
Recuerdo las cúpulas de sus escaleras,el retablo barroco de la capilla, unas puertas neoclásicas y un profesorado mal vestido enjuto y seco como escribiría Machado en aquellos recuerdos de la infancia de las tardes pardas y frías, con la monotonía de la lluvia en los cristales.
Lluis Vives fué un humanista valenciano de origen judío al que su padre,que temía lo peor, envió a la Sorbona por miedo a la Inquisición.Poco después su padre fue quemado y Lluis siguió,sin volver a Valencia, su formación que le convertiría en un gran reformador de la educación, de talla universal.
A Vives se le puede considerar el primer asistente social a partir de su tratado del socorro a los pobres.También escribió "De pacificatione" mientras disfrutaba de la amistad de Erasmo de Rotterdam.
Conviene recordar ahora el título de uno de sus más hondos escritos:"Reglas para ahuyentar la barbarie", libro que seguramente ningún mando policial parece haber leído.
Vives murió en Brujas y pudo evitar la caza de brujas.
Es de esperar que los alumnos del LLuis Vives sigan estudiando en su Instituto y no en los calabozos.
Aunque irse la Sorbona no es mala idea.
Se te ha olvidado el nombre de la nueva inquisidora: Doña Paula Sánchez de León, una de las lumbreras del clan de Camps, a quien ALberto Fabra se ha quitado de encima en el Consell y le ha dotado de una cachiporra.
ResponderEliminarPues aquí queda dicho,aunque me temo que las órdenes vienen demás arriba.Y también se me ha olvidado, como se ha comentado en la red,que ahora los grises son los azules.
ResponderEliminarNo creas, Paulita, del clan eclesiástico del curita, es lo bastante torpe para no necesitar ayuda para serlo aún más. Tenías que oirla hablar: "parlo valenciano"; dijoen una ocasión, pero no es verdad.
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