jueves, 23 de mayo de 2013

Mi suegro

Prácticamente nunca fue a la escuela y sin embargo era muy educado.Se llamaba Rafael y hace ya unos años que falleció.
Precisamente por el paso de los años su figura se va agrandando porque quizás ahora puedes comprender mejor su vejez, su tiempo y filosofía existencial.
Rafael tuvo una infancia desdichada de la que nos ha dejado unas memorias emocionantes llenas de verdad.
Desde su jubilación pasó 20 años en los 4 metros cuadrados de su sillón y minúsculo taller, donde igual construía barcos que escribía poemas en una vieja Olivetti. Sus textos floridos y líricos recrean días muy duros pero en ellos asoma un sentido del humor casi inexplicable por la naturaleza de las vivencias.
Recordar las horas de cualquiera de sus días proporciona claves de una personalidad literaria pues su atalaya se asemeja a la de ese Perec de "Un hombre que duerme" o a ese "Viaje alrededor de mi habitación" de Xavier de Maistre. En definitiva, una prueba de lo lejos que se puede llegar sin ir a ningún sitio.
Se levantaba con el amanecer y salía al paseo de su desayuno para a continuación sentarse a ese trabajo casi inútil si no fuera porque en realidad lo suyo era la gran literatura de la novela de la vida.
En su viaje a ninguna parte llegó a ser muy productivo desde la inmovilidad, lo que le permitió escapar del hastío, simplemente exiliándose del entorno.
Podría parecer que su arte no tenía fin ni utilidad, pero silenciosamente elaboró sentencias, inventos,coplas y recuerdos que configuran un personaje casi renacentista.
Siempre que pudo intentó postergar las obligaciones que podían ausentarle de su asiento donde trabajó sin pretensiones y con la exquisita y silenciosa cortesía de no molestar a nadie.
Definitivamente practicaba con cierto éxito el arte de esquivar la vida de fuera porque tenía suficiente con la vida de dentro. Quiso ser ajeno a las trifulcas,inevitablemente domésticas, que no iban con su modo de entender el mundo. No siempre lo consiguió pero se quejó muy poco de aquello que a veces le expulsaba de su mundo.
Solo ambicionó una vida simple y siempre lamentó no tener estudios.
Si los llega a tener...

martes, 7 de mayo de 2013

2 de Mayo

Con esta fiesta añadida en la Comunidad de Madrid el puente del paro ha sido largo para los que nos hemos quedado en el sofá. O corto según se mire.
Empiezo pronto por decir me aburro pero no es verdad: estoy fingiendo.
Releo "El viajero más lento" de Vila-Matas y encuentro un par de ensayos que parecen escritos para estas horas de cavilación en la que se disfrutan más las manías y se observa de otro modo la realidad.
Se abren enormes nubes de algodón y se filtra un azul inmaculado y hay unas golondrinas rubricando el cielo.No está mal me digo observando capullos a punto de explotar.
Pienso por un momento que descansa lo suyo estar liberado de los esfuerzos adicionales de cualquier semana normal mientras te meces en la esperanza pasajera de ser otro, instalado en una gozosa y protectora inactividad.
En La 2 no paran. Ahora toca el delirio paranoico de Dalí que está ahí en la pantalla anunciando que va a mear un bolígrafo. A continuación ponen las Cruzadas con esa barbarie de violencia y fe. En otro canal irrumpe la Fiesta de los Caballos del Vino de Caravaca, nombre que puedo asegurar que no me he inventado. La tele está para no levantarse del sofá a poco que apuestes por el surrealismo.
Lo que podría parecer tedioso no lo es en absoluto, si además de mirar te da por observar, por lo que hay momentos que te conducen al descubrimiento sin apenas esfuerzo.
También me doy un agradable y virtual paseo por el Abruzzo y su capital Pescara y recuerdo que viajar sin moverse ha dado lugar a varias cumbres literarias.
Claro que hago más cosas pero todo está tocado por cierta inmadurez vocacional y un deliberado culto a lo pequeño.
Vuelvo a leer y vuelvo a la pantalla. Ahora toca un poco del día de la marmota, pues eso es parte de la programación: una continuada reposición de repetidas situaciones, ahora a pie de playa, con los primeros bañistas de la temporada. Dan la impresión de que se meten en el agua para salir en la tele antes de la ensaladilla con salmonella.
Me siento aliviado y hasta cansado.Pasan muchas cosas cuando parece que no pasa nada.