Se ha celebrado en Madrid otra edición de ese artefacto "artístico" llamado "La Noche en Blanco": una vorágine de propuestas ilimitadas que programa a la calle como una patria.
Esta noche oposita a marca e imagen de la ciudad como las Olimpiadas de Gallardón y como todo ese conjunto de convocatorias que llaman a la conga y al botellón, a ancianos y bebés, a los afanes de concentrase a la más mínima para disolverse en lo colectivo.
M. lo ha vivido en directo sufriendo las colas derivadas del magnetismo del gratis total y lo ha visto como una especie de Fallas, la gran verbena de Madrid que vende la noche como Paris la Torre Eiffel.
Para F. todo es gato por liebre, como si la Ópera se cantara en las calles de Orcasitas por su primo Jacinto.
S. sugiere que mayor zafiedad es imposible y su definición de esa noche como apología de la nada describe perfectamente el infantilismo galopante que invade todos los espacios.
Para LL. se trata de instrumentalización de las masas, evidencia de los peligros de las dudosas celebraciones colectivas, que se corrresponden más con el territorio de las órdenes y la planificación que con verdaderas propuestas artísticas. En definitiva un aprovechamiento de la energía de la sociedad dirigida al entretenimiento sin más, lo que equivale a la degradación del arte en el contexto de un formato discutible y artificioso.
S. afirma que esto es lo que hay mires hacia donde mires, especialmente si miras la televisión y el estilo de la confrontación de ideas. Ya no hay espacios para una mirada tranquila, para la reflexión y la serenidad.
LL. anota que esa noche se abrieron las puertas de Real Academia de la Lengua por segunda vez en 300 años. ¿ no es un dato relevante?¿ o es una paradoja?
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