Hoy hay huelga. Y en nuestro pueblo la fiesta de San Miguel. Algo así como una huelga con charangas y petardos. De esta huelga tan desenfocada no vamos a hablar.Para huelga, la que le montó Nicolás Redondo a Felipe González en el 88.No se podían ver.
Queremos escribir de "las otras huelgas", las que proponemos para una eficaz protesta en otros ámbitos más allá de la reforma laboral.
Aquí partimos de aquella idea expresada con la famosa frase, que más o menos decía..."es la economía idiota". Porque si es la economía, de las familias naturalmente, habrá que ir preparando la huelga de la energía, de la banca y de los recibos en general.
Por ejemplo deberíamos preparar la huelga de la luz. ¿motivos? Pagamos mucho más que la media europea y vienen más aumentos.Pero hay más: la tarifa de último recurso (un genio el autor de esa definición) el lio del déficit que viene de Rato y llega a Sebastían, los subsidios sin fin, la burbujas fotovoltaica etc. Se trataría de apagar todo un día todo lo que se pueda y quedarse a dos velas con un poco de música barroca, amor y fantasías. Debe ser muy agradable. Y si nos gusta se podría repetir. Al menos hasta que expliquen bien porqué la energía cuesta un riñon.
No estaría mal hacer huelga de tertulias y que perciban los chillones de turno el vacío que se siente cuando no le hablas a nadie. Y si funciona la siguiente la dedicaríamos a los telediarios o a la telebasura, que ya casi viene a ser lo mismo.
También pensamos en la huelga de móviles, con un día dedicado a no hablar si no es imprescindible. Aquí hay un posible ahorro a poco que dejemos de contar lo que terminamos volviendo a contar al llegar a casa o a la cita.
Y la gran huelga es la idea de sacar el dinero del banco, pues si se la montan a Zapatero por qué no a los protagonistas financieros de la crisis.
Aunque en este caso más que de huelga estaríamos hablando del gran apagón, pues estamos seguros que pedir nuestro dinero, todos a la vez, sería la gran revolución de este siglo.
El gran batacazo a pesar del Fondo de Garantías.
Y dejamos para otro día la huelga de abuelos, el verdadero sostén de muchas familias.
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