jueves, 11 de febrero de 2010

Carnaval

Un desayuno con cierto jolgorio.Es Carnaval y hoy se ha notado.Quizás nos atrevamos a enseñar las pruebas del delito,fotos que evidencian las ganas de trasgredir y el efecto mágico del disfraz y la máscara.Veremos.
Cuenta LL.que la fiesta en Venecia le pareció una grotesca simulación:cierta belleza artificial ocupando y ocultando el espacio de la belleza real.Venecia disfrazada de disfraz, asistiendo a cierta humillación colectiva, turísticamente administrada.
En el polo opuesto se situa el Carnaval clandestino de la infancia de F. en los 60, con sus primos de Orcasitas en medio de una foto neorealista en tonos sepia.
M. nos cuenta la autenticidad de la fiesta "Holi" en la India,donde una mezcla de las Fallas,la consagración de la Primavera y la quema de brujas y demonios,ofrece rasgos casi medievales.Allí beben un brebaje especial con marihuana,hacen arder el mal y se lanzan polvos y agua coloreada para tupir y tapar todo el cuerpo en una orgía de colores que producen la total ocultación.
Pero hoy,más allá del dictado del calendario, asistimos a esa ocultación del yo casi permanentemente.Eso opina nuestra amiga Esperanza que ve en Facebook un ejercicio habitual de creación de identidades falsas o al menos "retocadas".En la red es Carnaval todos los días y las inevitables máscaras y rastros que se van dejando no hacen otra cosa que afinar vanidosamente personalidades, creando avatares que modifican y transforman el yo real.
Esa esencia es la que le gustaría experimentar a S. para quien el perfecto disfraz sería el de un irreconocible vagabundo borracho, que por su creíble comportamiento o actuación, llegara a ser expulsado del bar por sus propios amigos.

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