Estos papeles de la era digital que no se escriben a diario conviven con otros escritos de parecida naturaleza ,dentro del género que a uno siempre le ha parecido de ficción,un baúl de mentiras y de buena literatura en muchos casos.
Así pues libretas,hojas sueltas,escritura a lápiz o pluma, todavía me conectan con el inmortal mundo del papel, sin más pretensión que evitar lo pretencioso.
Los autores de este tipo de libros trazan sutiles diferencias entre el diario y la memoria pero siempre he creído que el conocimiento íntimo pudiera ser la motivación fundamental y porqué no, también ,cierto interés en eternizarse y trascender.
Eso es lo que han conseguido algunas grandes ideas y frases de la historia de la literatura escritas con una mirada especial, la de aquellos que además de mirar son capaces de observar lo que antes no descubrió nadie.
Así nos encontramos con que Pessoa nos descubre que el aislamiento no es angustioso y que abandonarse a las sensaciones de un hombre común puede ser lo más especial del mundo.
Leyendo las páginas más sublimes del género puedes pensar que en el fondo lo que parece una modesta escritura es una sutil forma de venganza.
Descubrir lo que esconde lo más trivial sin ánimos de biografía,remover vivencias sin fracasos y sin logros puede ser una terapia estimulante para seducirse a uno mismo desde cierta dialéctica.
Uno también procura acercarse a la sentencia y a la glosa con la alegría indispensable en la edad madura cuando no hacen falta ni justificaciones ni recuerdos falsos.Cuando además de protagonista eres testigo.
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