Estos días atrás la tertulia se cuece entre los controladores y el "cablegate", como es natural.
Pero el hartazgo despacha rápidamente las escuetas opiniones ya que la verborrea televisiva y la omnipresente cháchara nos agota. Se agradece la tele del mesón, sin sonido, mientras las sobreimpresiones en la pantalla aumentan la sensación de irrealidad.
Entre los embajadores y los del motín han llenado los medios de un parloteo infame.
Los residentes en los aeropuertos escupen su fastidio, los periodistas de internacional discrepan acerca de democracia y difusión, información y seguridad.Un aburrimiento, una urgente necesidad de silencio.
LL. que no es amigo de estos puentes también se amotina y cierra el grifo del parloteo. El festivo se hace fiesta en el paseo tempranero por el pueblo desierto.
Todo silencio, un perro sin dueño, un ciclista disfrazado de ciclista y una campana que no llama a nadie.
Un motín modesto, cierto botín para el ánimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario