jueves, 26 de noviembre de 2009

Walser

Hoy se habla del escritor Robert Walser. En la mesa hay dos "walserianos" lectores compulsivos del genio suizo. Son S. y Ll. que con cierto entusiasmo contenido comentan su afición con los amigos, aunque generalmente no pueden ser del todo comprendidos.
Eso en definitiva parece complacerles, pues seguir a un escritor de culto, disfrutar de un manjar casi oculto, les regala una complicidad extraordinaria capaz por si misma de generar un amistoso respeto mutuo. Pero como no son egoístas traen el asunto a la mesa. Ya F. les pregunta por el primer libro que debería comprar. Para empezar se señala que ser "walseriano" es para ellos casi una vocación provocadora, pues no es exactamente lo mismo que ser "barojiano" o "galdosiano". Esto a los futuros lectores no les dirá nada, así que dejemos que lean y saquen sus propias conclusiones. Se puede empezar por cualquiera de sus libros que ha editado Siruela.
Pero conviene avisar que Robert Walser en palabras de Vila-Mata, para quien el autor es un inevitable referente moral, escribe sobre la desaparición del sujeto y del afán por reaparecer.Walser era un hombre al que le repugnaba todo tipo de poder lo que le hizo renunciar a toda grandeza o éxito. Walser era una trinchera, un continente propio, un tobogán por el que se deslizó hacia el silencio y hacia una genial e imposible renuncia. Quería ser como todos pero no podía ser como nadie, porque no deseaba ser nadie.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Fermín

La F. de esta mesa es Fermín Ramirez de Arellano. Este hombre tiene un bosque en el corazón, un paisaje en el alma y un don en los pinceles. Se puede comprobar en ferminramirezdearellano.com.
Ahí están sus hermosas y deslumbrantes atmósferas de caminos y florestas, de arboledas y barbechos, que parecen irreales pero que te producen la sensación de haber estado allí.
No es extraño que haya ganado importantes premios nacionales e internacionales y que su reputación le esté convirtiendo en un clásico.
Fermín se formó como los antiguos,en el taller de su maestro Medina, en horas de duro aprendizaje, camino de su propia mirada. Ahora anda por sendas de poética belleza que transmiten un estado de ánimo romántico hasta la soledad. Una paradoja de su personalidad extrovertida, bien divertida y alimentada por su amor al barrio y a los suyos, a sus orígenes e identidad.
Fermín pasa por la vida con esa dualidad y en sus cuadros nos hace viajar por bosques de nieblas imposibles donde vive la emoción de un viejo esplendor,donde habita el alma de la pintura.

Sergio

En nuestros escritos aparece una S. La de Sergio Gay,un meticuloso artesano,espléndido pintor y maestro de los arcanos y misterios del grabado.Sergio domina las técnicas y procedimientos calcográficos y es un dibujante capaz de expresar mucho con muy poco.Sergio es un tipo listo, mordaz y modesto, aunque tendría motivos para no serlo por la importancia de su obra.
Su verbo tiene la capacidad de tratar el absurdo con el espíritu de su querido Thomas Bernhard y su mirada siempre nos habla de la vacuidad de todos los propósitos y de la necesiad de abdicar.En eso se nota que ha devorado los libros de Walser,Roth, Broch y Zweig.Con todos ellos mantiene un místico cordón umbilical en el que nos enreda para hacernos compartir la fe en ninguna creencia,la sencillez de lo romántico y la lucidez del desengaño. Esta especie de espíritu desolado aparece en su obra que participa de la realidad y la ficción,echa sus raices en los paisajes ásperos de su querida Castilla y se nutre de la memoria de lo simbólico. De ahí su pintura imaginaria de campos inventados y ancestrales y esos personajes desasistidos de su próxima exposición, cuyo nombre lo dice todo:"El Hombre Inestable". Una provocación más de un asceta al que le gustaría ser alemán.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Meticuloso

Parece ser que tenemos temor a emplear algunas palabras que han dejado de utilizarse por esa castradora tontería de lo políticamente incorrecto.De ahí que casi nadie utilice" sirviente" o "criado" para referirse a los empleados, ahora llamados de hogar. Hace unos días J.Marías reivindicaba su nobleza y su validez, lo que hace recordar a S. el maravilloso personaje Jacob von Gunten de Robert Walser que, encerrado en el kafkiano Instituto Benjumea, cuenta las peripecias de gente subordinada y modesta que aprende actitudes de servicio y obediencia.
Esta especie de diario de una domesticación, encierra una fábula muy sutil acerca de la obediencia.
A fin de cuentas muchos de los que no se atreven a decir criado quizás lo hacen porque ellos mismos lo son, en una sociedad que nos enseña a obedecer constantemente.
Y cuando parece agotado este asunto del miedo a las palabras, M. nos aporta una historieta o chiste que liquida el asunto por la vía surrealista .La peripecia de aquel lírico escritor que, definiendo a uno de sus personajes, dudaba entre calificarlo como gay, homosexual o maricón.Dado que estos vocablos le asustaban y le parecían extremadamente duros, optó finalmente por una palabra más fina y original: "meticuloso"

jueves, 5 de noviembre de 2009

Motes

Jocoso desayuno a cuenta de esa manera alternativa de conocer a la gente por sobrenombres.Cualidades físicas, dedicación profesional y condiciones particulares de las personas han dado lugar a esa especie de cariño trufado de mala leche, fina ironía y maldad de patio de colegio.También hay motes originados en rencillas personales y rivalidades familiares, especialmente en los pueblos.En algunos, casi nadie es conocido por su nombre.
En el barrio de LL. un chaval menudo de cara redonda que trabajaba en una farmacia era conocido por "El Aspirina".Y en la misma calle, a otro más relleno, mecánico de taller, le llamaban "El Bujía".
Cuenta F. que a uno que llevaba esas gafas de gruesos cristales"culo de vaso", le apodaban, con simpática precisión, "El Relojero".Y un tartamudo apellidado Chicharro se quedó, con toda naturalidad, en "El Chichi".S. aporta otro muy ingenioso: la de aquel gangoso de habla imposible al que pusieron"El locutor".Pero se lleva la palma la historia de M.referida al trono de un Cristo de Móron,que construido dentro de la Iglesia se remató con un tamaño que hacía imposible su salida del templo.Fué fácil la solución: se tumbó ligeramente la imagen con lo que pasó a llamarse popularmente "El Tumbaíto".Pero aquello fué provisional, pues un año sin costaleros hizo necesario incorporar ruedas al trono.Desde entonces le llaman "El Ironside".