Que la política es un circo es un hecho incuestionable y que entre los políticos,los nuestros y los europeos, hay mucho payaso, es una lógica derivada del espectáculo.
En Italia,donde fueron pioneros desde los tiempos y orígenes de "La Comedia del'arte" abundan y son muy queridos, como se ha visto en las recientes elecciones,donde dos de ellos, se han llevado unos millones de votos.
Los italianos cuando se ríen no tiene gracia.
Los sesudos tertulianos ya juzgarán los hecho, pero parece ser que pueden interpretarse como una buena patada en el culo a los tecnócratas y un serio aviso a toda la "troupe".
El circo metáfora absoluta casi de la vida misma nos trae lágrimas,como en la infancia, cuando un payaso nos hizo llorar pues a muchos niños los payasos les dan miedo.
Al menos ese clown arisco,antipático,burlón y autoritario de vestido plateado y cara blanca que era malicioso y malvado.
Otra cosa eran los de los harapos, zapatones y torpezas,que vivían la función entre bobadas y trompazos. De una y otra clase es evidente que abundan hoy en la vida parlamentaria que es una risa de la de llorar
Ahora me siento un poco niño y creo que me dan miedo aunque he de reconocer que no solo ellos si no toda la función.
Si la seguimos desde el principio quizás Merkel sea el domador siempre a latigazos con los animales drogados. En el trapecio hay diversos candidatos a caer,eso sí, sin hacerse daño porque son de los que saltan pero con una red: Gürtel por poner un ejemplo.
La magia la pone Bárcenas que mete en la chistera una nómina y le salen millones a dos mil kilometros. Ni el mentalista Blake consiguió aprender el truco.
El equilibrista de ahora es el papel de Cospedal, que también sabe hacer de malabarista de las palabras, aunque cada vez está más cerca de que se le ponga la nariz roja: como a un payaso.
A Maria Dolores la veo más sirviendo jarras de cerveza al aparato en la OctoberFest. O tintorros en la venta del Toboso genovesa. Entre trago y trago puede deleitarnos con sus habilidades de ventrilocuo de la dislexia. Aunque como payasa tampoco lo haría mal, y no necesitaría el postizo de la nariz. ¡¡Que vuelva Leire Pajín!!
ResponderEliminarVentrilocuo de la dislexia: espléndida definición.
EliminarPues sí, a la Cospedal le pones un delantal en Baviera y sería una impecable teutónica.
Las cosas que dice...
Están inventando nuevas relaciones laborales.
Y ahora también sacan a González Pons, una aportación valenciana con todo el sabor de las fallas.