miércoles, 16 de enero de 2013

Facebook

Aunque mis amigos de verdad se pueden contar con los dedos de una oreja, en Facebook tengo más de 200.Naturalmente no son amigos en sentido estricto y muchos de ellos, atendiendo a la clasificación que hacía Josep Plá, para distinguir entre amigos conocidos y saludados, estarían incluso fuera de ese podio.
Debo reconocer que a través de la red he encontrado a gente extrañamente olvidada, a otros de cuya inteligencia puedo aprender y también a algunos de los que me gustaría ser amigo pues a la vista de su huella puedo adivinar la posibilidad una relación enriquecedora.
Las mejores relaciones de amistad creo que tienen lugar desde cierta premisa,la necesidad de cierta admiración mutua.
Lamentablemente la red no diseña la herramienta al gusto de cada cual aunque si permite la intrusión de algunos mensajeros ciertamente aburridos.
Poco a poco observo el cotilleo creciente,las alegres simulaciones y el egocentrismo soez que en pantalla se revela al instante.
Parece ser que a muchos les gusta ser observados y fisgoneados a través de esa especie de "voyeurismo" inverso que se produce cuando al personal le da por hablar de si mismo sin el mínimo pudor.
Detesto profundamente la colección de perritos y gatitos tan en boga,las fotos malas, los chistes grotescos y el exhibicionismo ramplón, pero al mismo tiempo es muy destacable todo lo contrario:la viralidad de la protesta social,el ingenio y la mordacidad alrededor de la actualidad,la difusión de causas justas,la capacidad de convocatoria y un largo etcétera.
Quizás el éxito del invento,más allá de su interactividad y sus valores democráticos en la revolución de la comunicación se ha producido precisamente porque la herramienta nos sirve a todos y especialmente a los que estaban en silencio y ya no hay quien los calle.
 La macedonia resultante se ha colado en mi vida a través de esa ventana abierta a la inteligencia y a la vulgaridad:un espacio donde o das una conferencia o te la dan.

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