viernes, 18 de noviembre de 2011

Los griegos.

Unos cuantos siglos a.C. andaban los griegos batallando con los persas a los que zurraron bien en la batalla de Salamina. Siguieron las tortas con los espartanos pero, mientras tanto, Fidias hacía esculturas y otros, en los ratos libres, se montaban el templo de Zeus como el que no quiere la cosa.
También estaban los sofistas, Sócrates y Parménides que andaban con sus elucubraciones antes de  que entraran en escena Platón Y Aristóteles.
Demóstenes les enseño a explicarse bien y muy pronto hubo que escribir de todo lo que pasaba y para eso apareció Herodoto,a la vez que Esquilo y Eurípides convenían en que todo aquello era una tragedia.
Además de inventarse un montón de dioses para lo que hiciera falta, acudían al oráculo de Delfos, una versión mucho más aceptable que las pitonisas de la tele.
No se si hoy preferirían volver a aquellos tiempos, para averiguar el futuro que les puede deparar la prima de riesgo.
A esta gente, que nos explicaron el origen del mundo y nos dejaron unos cuantos héroes para que pudiéramos leer apaciblemente debajo de una parra, no les va muy bien.
El asunto es que deben mucho, pero a veces me pregunto lo que les debemos nosotros.




2 comentarios:

  1. Estadio de Salamina.
    Fidias bajo los palos; Zeus, Sócrates y Parménides en la defensa, Platón y Aristóteles se ocupan del medio campo; Demóstenes, Herodoto, Esquilo, Eurípides y Delfos se encargarán de hacer subir el marcador antes de que se cumplan los noventa minutos.
    ¡Ay! que tiempos aquellos, en los que cada uno ocupaba en el campo el lugar que le correspondía.

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  2. Pero estos si te descuidas te hacen un griego.
    Como diría un argentino te dan por el orto.

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