jueves, 8 de abril de 2010

Camino del Olimpo


Este blog tiene algún seguidor futbolero y, dada la semana, hemos pensado en ellos, en Messi y también en Cristiano.
No es fácil añadir nada acerca de este clásico, con la verborrea que se está produciendo y que caldea esa " noria" de barras exaltadas, pero al menos intentaremos mejorar el tono de la prensa llamada deportiva y que no lo es, que tiende a la zafiedad y al estímulo de los instintos más grotescos.
Tampoco recomendamos escuchar la radio y ese tipo de programas jovialmente reaccionarios, púlpito de doctrinarios sin adjetivo y papanatas maleducados. Nos gusta más acudir a los grandes diarios donde hay plumas entendidas, magníficas colaboraciones y excelente nivel literario.
Ayer uno de los diarios "deportivos" titulaba, animando la batalla y sobre una foto de Messi: "¿ cómo paramos a este tío?".
Nada que ver con ese respeto de Wenger y su definición digital de jugador de "PlayStation", equivalente a ese jugador de dibujos animados de Valdano, de la era analógica.
Este tío, ya casi una leyenda, se enfrentará el sábado a Cristiano, una fuerza de la naturaleza, un ser de estatura mitológica, aunque quizás situado un escalón por detrás en la subida de ambos a la morada de los Dioses.
Ese titular tan guerrero escondía cierto desconocimiento del asunto pues el titular correcto y respetuoso con el colectivo debería haber sido ¿qué vamos a hacer con este equipo? o bien ¿ qué se puede hacer con Xavi y su danza, con las aspas de Busquets o las carreras de Alves ?
Volviendo a los mitos, el amigo Sempere nos ha recordado el sortilegio , como llegó "La Pulga" a Barcelona de la mano de Rexach con su problema hormonal, con esos 11 añitos y sus poco prometedores 110 cms de estatura. Traía toda la sabiduría callejera de los arrabales de su Rosario natal y jugaba en los alevines de el Newell´s Old Boys paralizando piernas y conmoviendo retinas.
El domingo, los dioses de la hierba y del gol engordarán la leyenda. Y el lunes serán tan funcionales como lo eran las deidades de la antiguedad para explicar el universo, en este caso para ayudarnos a contar los fenómenos del regate y del chut que no tienen fácil explicación.
En nuestra mesa todos apuestan por el Zeus Messi, o más bien por la herencia de su padre Cronos, que le enseñó a parar el tiempo para partir a la velocidad de la luz presto a a la venganza de los goles.
Pero cuidado, en la otra acera ya hay una estatua. Naturalmente un Apolo de brazos en jarras, un tanto Afrodita pero que puede producir rayos como el Dios Thor.
La balanza seguramente se inclinará por el carácter para vencer adversidades. Messi no sabe lo que son pues simplemente es un chico a un balón pegado pasándolo bien. Cristiano por el contrario es proclive a enfurruñarse y a ser infeliz durante muchos lances. Sus hiperbólicos gestos todavía no son de un Dios. Aunque hay quién dice que el peinado de Messi tampoco y que parece mentira con la cantidad de buenos peluqueros que hay en Barcelona.

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