Todavía nos acordamos de esa elocuente y oportuna fotografía que apareció hace ya unos días del presidente Celaya, tumbado en un banco y durmiendo la siesta, con el sombrero tapando su cara.
Dada la seriedad del asunto se discute con cierta pasión y una visión exigente de las liturgias del rito.
Para S. ningún presidente alemán,por poner un ejemplo, se dejaría fotografiar así.
Ll. recuerda que pudo dormir de esa manera en un banco de Disneylandia ajeno a la contaminación acústica y a las turbias miradas de la turba.
Y M. zanja el asunto con una opinión que nos parece precisa y definitiva: a esa modalidad se le puede llamar " la siesta de culebrón ".
¡Incluso en el idioma inglés han adoptado SIESTA, es español, para definir ese exquisito placer diurno! Ellos no se atreven ni a nombrarlo. La mala conciencia del calvinismo y el capitalismo la equiparan a una especie de fraude laboral.
ResponderEliminarPero la siesta viene de antiguo. José Zorrilla le dedicó un poema, que es como una fotografía de sensaciones sencillas:
LA SIESTA
Son las tres de la tarde, julio, Castilla.
El sol no alumbra, que arde, ciega, no brilla.
La luz es una llama que abrasa el cielo,
ni una brisa una rama mueve en el suelo.
Desde el hombre a la mosca todo se enerva,
la culebra se enrosca bajo la yerba,
la perdiz por la siembra suelta no corre,
y el cigüeño a la hembra deja en la torre.
Ni el topo, de galbana, se asoma a su hoyo
ni el mosco pez se afana contra el arroyo
ni hoza la comadreja por la montaña
ni labra miel la abeja ni hila la araña.
La agua el aire no arruga, la mies no ondea,
ni las flores la oruga torpe babea,
todo al fuego se agosta del seco estío,
duerme hasta la langosta sobre el plantío.
Sólo yo velo y gozo fresco y sereno,
sólo yo de alborozo me siento lleno,
porque mi Rosa, reclinada en mi seno,
duerme y reposa.
Voraz la tierra tuesta el sol del estío,
mas el bosque nos presta su toldo umbrío.
Donde Rosa se acuesta brota el rocío,
susurra la floresta, murmura el río.
¡Duerme en calma tu siesta, dulce bien mío!
¡Duerme entretanto
que yo te velo, duerme,
que yo te canto!
A mí el sombrero tapando la jeta es lo que más me gustó de esa fotografía.
ResponderEliminarY lo de Zorrila, un hallazgo!