Después de F. le ha tocado el turno a LL. que también ha pasado su revisión en esos túneles de chapa donde procesionan conductores apabullados.
LL. reitera todo lo dicho por F. y apunta algún detalle nuevo.
Por ejemplo el nivel de educación. En el trayecto de la revisión es posible escuchar una veintena de órdenes: ponga,quite,suba,apague,frene,encienda,etc. Ninguna de esas solicitudes agrias y rutinarias va a compañada de algún" por favor ". ¿Sería mucho pedir un poco de por favor?
Pero para LL. lo delirante del lugar es la profusión de cartelitos a la española, es decir papeles de impresora, ya sucios por el uso y los años, con textos sublimes. Avisos pegados a los cristales y paredes con celo un tanto mugriento.
En la pequeña garita de acceso se pueden leer hasta nueve. Y entre todos ellos destaca especialmente una curiosa solicitud, la que advierte de que debes sacar de su funda de plástico el permiso de circulación.
Aunque no le va a la zaga el cartelito a las puertas de un cúbiculo donde literalmente no cabe nadie, ya en el tramo final del suplicio, que reza algo así como "no entren, esperen a ser llamados".
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