La F. de esta mesa es Fermín Ramirez de Arellano. Este hombre tiene un bosque en el corazón, un paisaje en el alma y un don en los pinceles. Se puede comprobar en ferminramirezdearellano.com.
Ahí están sus hermosas y deslumbrantes atmósferas de caminos y florestas, de arboledas y barbechos, que parecen irreales pero que te producen la sensación de haber estado allí.
No es extraño que haya ganado importantes premios nacionales e internacionales y que su reputación le esté convirtiendo en un clásico.
Fermín se formó como los antiguos,en el taller de su maestro Medina, en horas de duro aprendizaje, camino de su propia mirada. Ahora anda por sendas de poética belleza que transmiten un estado de ánimo romántico hasta la soledad. Una paradoja de su personalidad extrovertida, bien divertida y alimentada por su amor al barrio y a los suyos, a sus orígenes e identidad.
Fermín pasa por la vida con esa dualidad y en sus cuadros nos hace viajar por bosques de nieblas imposibles donde vive la emoción de un viejo esplendor,donde habita el alma de la pintura.
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